El ingreso de algún luchador al ring puede ser un momento muy esperado para los fanáticos en la lucha libre, después de todo, esto es un espectáculo. Y como buen espectáculo, este comienza desde las entradas, hasta el final de cada lucha.
Quién no sentía emoción cuando con la entrada de Stone Cold Steve Austin se escuchaba el sonido de cristales o no recuerda la entrada de Eddie Guerrero con un low rider junto a su icónica música. Otro elemento que aporta es la pirotecnia o el fuego como sucedía en caso de Kane. Ejemplos por millones, pero acá estamos para recordar una combinación poco favorable, grandes entradas combinadas con un pobre desempeño en el ring.
Las entradas son fundamentales para cualquier luchador, pero lo que sucede durante la lucha, es igual o más importante.
El caso de Shinsuke Nakamura
Hablemos del Nakamura en el roster principal, ya que en NXT tenía una mejor combinación de una entrada épica, acompañada con un público involucrado y por lo general, luchas que destacaban al ser muchas veces los main event de los show. En el roster principal, la carrera de Nakamura en WWE solo fue cuesta abajo.
Mientras estuvo en New Japan ProWrestling, Nakamura fue tres veces campeón peso pesado IWGP, ganador del G1 Climax 2011 / New Japan Cup 2014 y fue la estrella principal de la compañía durante años.
En el roster principal de WWE, solo ha tenido momentos, como ganar Royal Rumble 2018 para luego tener una disputa decepcionante con AJ Styles que se centró en golpearse los testículos durante meses (Bueno ustedes saben, la clásica escritura perezosa de los creativos de WWE). Desde entonces, ha sido relegado a luchas de mitad de cartelera. Y es decepcionante pensar que hablamos de la misma empresa dueña de NXT que ya demostró cómo sacar provecho de Nakamura.
Robert Roode
Robert Roode, que nombre tan malo para un luchador fantástico. Cuando era simplemente Booby Roode tuvo encuentros fantásticos con Austin Aries, AJ Styles, Kurt Angle y James Storm, por nombrar algunos en TNA. También en la citada empresa anterior fue merecidamente el Campeón Mundial de Peso Pesado de TNA con más largo reinado, además de ser campeón de NXT en 2017 y luego lo mismo que Nakamura.
En el roster principal de la WWE, ya sea Raw o SmackDown, Roode termino en un rol secundario.
Como resumir el fracaso de Roode en el roster principal, como una situación triste en donde WWE no puede darle a Roode una historia que justifique que los fanáticos de WWE se emocionen por su personaje.
Ultimate Warrior
Todos hemos visto al Ultimate Warrior corriendo enérgicamente hacia el ring con un tema que para muchos evoca la nostalgia. Pero seamos sinceros, al Warrior se le recuerda ya sea por su vida poco afortunada (Incluyendo dichos que no repetiremos) o por llegar al ring para luchar contra Hulk Hogan en WrestleMania 6, nada más, aunque claro, habrán quienes recuerden su espantoso paso por WCW, pero eso sería material para una nota propia.
The Ultimate Warrior parecía un superhéroe que cobraba vida y sus luchas solían ser lo que se conocen como squash, y nada más.
The Fiend
Bray Wyatt debutó con el personaje de The Fiend en SummerSlam 2019, una presentación fenomenal.
La entrada de The Fiend comenzó con la música de Firefly Fun House que se detuvo repentinamente, con las luces apagándose en la arena y luego sucedió, «Let Him In». Luego se dirigió al ring llevando una linterna con la cabeza de Bray Wyatt mientras se escuchaba el espeluznante «Let Me In». Wyatt con The Fiend parecía una creación de John Carpenter hecha realidad. Fue una entrada espectacular para un nuevo personaje.
El único problema es que The Fiend no será recordado por tener buenas luchas. Recordemos su Hell In A Cell con Seth Rollins considerado como una calamidad por lo que se conoce como overbooking (Exceso de reserva para hacer ver bien a alguien). Su combate con Goldberg en Super ShowDown, donde The Fiend perdió el título Universal, terrible. Su lucha Falls Count Anywhere con Braun Strowman un aburrimiento de 12 minutos. Se necesitaron artistas como Daniel Bryan y Finn Balor para obtener algo fuera de lo que se considera malo en el ring. Y mientras menos se hable del desastre de WrestleMania 37, mejor para todos.